Cuando Mónica López-Hidalgo me invitó a almorzar durante una visita a la Universidad de California, San Diego, no tenía idea qué me dejaría al borde de lágrimas mientras me contaba sobre su trabajo. López-Hidalgo, Profesora Asociada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es una investigadora exitosa en el campo de los astrocitos por derecho propio, pero fue el trabajo que hace a través de su programa, Neurociencias Para Todos, lo que me inspiró a grabar y compartir esta conversación de seguimiento.
Neurociencias Para Todos se dedica a fomentar la educación neurocientífica en algunas de las comunidades más remotas en México, como los pueblos montañosos de Ixtepec y Laguna de Guadalupe. Algunas de las comunidades a los que llegan, no tienen acceso a luz eléctrica o agua potable y usualmente estudiantes de diferentes grados aprenden en un mismo salón de clases. Con suerte, algunos de sus graduados irán a la universidad estatal.
El programa comenzó en 2019, cuando López-Hidalgo estaba en su segundo año como profesora en la UNAM. Dos estudiantes, Laura del Pilar-Martínez y Jonathan Gutiérrez, se le acercaron con una idea: Querían traer lo que estaban aprendiendo en el salón de clases a sus comunidades adyacentes. Al mismo tiempo, López-Hidalgo comenzó a darse cuenta de que parte del trabajo que estaba haciendo en su lab—incluso cosas como observar tejidos del sistema nervioso—era algo que la mayoría de los estudiantes en comunidades rurales nunca podrían hacer. Durante las etapas de planificación, López-Hidalgo integró a otra profesora de la UNAM, Ericka de los Ríos-Arellano, y los cuatro fundaron Neurociencias Para Todos con el objetivo de literalmente hacer que el sistema nervioso fuera más visible para comunidades rurales en México.

Cada dos años, Neurociencias Para Todos trae alrededor de 20 maestros de estas regiones remotas al campus de la UNAM en el estado de Querétaro, donde pasan tres días aprendiendo sobre el cerebro y cómo enseñarles a sus estudiantes sobre el mismo. El programa también organiza ferias de neurociencia en comunidades rurales, donde estudiantes y maestros pueden venir a observar por un microscopio por primera vez.
El enfoque en entrenar maestros en lugar de estudiantes es intencional. El padre de López-Hidalgo era maestro y le inculcó una creencia fuerte en el poder de la educación y en la importancia de entrenar a maestros; él mismo, como matemático, educaba a otros a cómo enseñar la materia.
Los maestros en áreas rurales de México suelen tener recursos limitados y son encargados de enseñar múltiples clases en varias materias, desde matemáticas hasta biología. El primer reto de Neurociencias Para Todos es poner a los maestros al día en el campo de la neurociencia, y lo hacen primero empoderándolos, enseñándoles el mundo microscópico celular, de cebollas, insectos y tejido cerebral. “Tratamos de asombrarlos para que puedan llenarse de energía para regresar a asombrar a sus niños,” dice López-Hidalgo.
Además de compartir conocimiento, Neurociencias Para Todos les provee unas mochilas que incluyen un laboratorio portátil que pueden llevar a sus comunidades. Una gran parte de su taller práctico se enfoca en cómo utilizar el equipo y ejecutar prácticas escolares con sus estudiantes. El laboratorio portátil incluye microscopios duraderos, de bajo costo construidos por el equipo de Neurociencias Para Todos, los cuales son adaptados de los “RoachScopes” de Backyard Brains.
El equipo se ha encontrado con retos sorprendentes en el camino. Varias de las comunidades a las que Neurociencias Para Todos les sirve no solo hablan español; también hablan lenguas indígenas como maya o hñähñu. Para atender esto, López-Hidalgo está colaborando con investigadores de idiomas en la UNAM para traducir sus materiales a lenguas indígenas, lo cual comúnmente significa crear nuevas palabras para términos como microscopio, cerebro e hipocampo. López-Hidalgo dice que siente que es importante para los estudiantes que se relacionen con la ciencia en su lenguaje nativo: “Para hacer que esta [educación científica] sea accesible para todos, necesitamos ir a donde están ellos. No tenemos que enseñarles inglés para que vengan a nosotros.”